el carnaval

EL ORIGEN DEL CARNAVAL

“El carnaval, donde todos son protagonistas. Son cuatro días en los que todo está permitido. El anonimato de los disfraces y máscaras revelan al verdadero yo, como una forma de ocultarse para igualarse frente al resto. Su origen es esencialmente religioso.”
“Históricamente, son los cuatro días que preceden al miércoles de ceniza. Durante ese tiempo todo está permitido.”
El carnaval podría definirse como una especie de preparación para el tiempo de penitencia propio de la Cuaresma, un desenfreno y algarabía de la carne (lo material) que intenta establecer un equilibrio con los siguientes 40 días de recogimiento espiritual y sacrificios físicos que culminan en el viernes de Semana Santa. Se trata de una fiesta de origen cristiano que data del siglo V y que tuvo su apogeo durante la Edad Media.
El disfraz permite la democratización del pueblo. La mascara borra las diferencias sociales, difumina los roles e invita a todos sin distinción a participar de la fiesta. El sacerdote y el gobernante bailan con el obrero y la prostituta.
En nuestro país solo los carnavales del Norte conservan estos elementos de tradición. La democratización elimina la diferencia entre el público y los artistas. Al estar disfrazados todos son parte activa del festejo. No miran de costado inmóviles, sino que cada uno de los participantes se convierte en actor y protagonista.
Por eso, entonces, la recuperación del espacio lúdico propio del carnaval no se relaciona sólo con una cuestión de diversión, sino que puede trasladarse a la sociedad. Dentro de una comunidad todos deberíamos ser artistas, partes de la fiesta. Que no sean algunos los que disfrutan ni otros los que observan desde afuera con indiferencia con una mera intención de crítica. La democratización no sólo se refiere al carnaval, sino a la vida en la sociedad. (de una entrevista a Coco Romero).